Toparse con un mal cliente es uno de los grandes miedos de las
empresas. Existen clientes que no hacen más que dar problemas: no
cumplen las estipulaciones del contrato, tardan en realizar los pagos,
entre otros.
Vivimos en una era en la cual podemos acceder a todo tipo de informaciones a través de la red y la mayoría de nosotros hacemos gran uso de ello: miramos las críticas en Filmaffinity antes de ver una película, las recomendaciones de TripAdvisor antes de reservar un hotel e incluso buscamos el perfil de Facebook o LinkedIn de un pretendiente antes de seguir saliendo con él.
En este mundo en el que los usuarios están tan
volcados en saber de antemano a qué se exponen, resulta extraño ver que a
la hora de firmar un contrato con un cliente no consultamos con
anterioridad si éste realmente va a ser beneficioso para nuestra empresa.
A continuación mostramos una serie de consejos que pueden servir para divisar un mal cliente antes de lanzarse a un acuerdo con él:
1. Comience con el cliente: no dude en pedirle todo tipo de
informaciones con el fin de hacerse una idea clara de con quién está
tratando.
2. Busque los colaboradores adecuados: trabajar solo
es muy complicado, por ello a veces es necesario conocer la opinión de
otros profesionales para hacerse una idea más clara de cómo es el
cliente al que nos estamos acercando.
3. Encuentre antiguos colaboradores del cliente: así sabremos qué relación les unía y cómo acabó su historia.